Amaneció el Viernes (conocido en occidente como Santo, aunque de eso mas bien poco), y con el las ganas de salir a algún sitio a hacer algo diferente aprovechando el supuesto recogimiento de la mayoría de ciudadanos.
"Vamos a Bocas, a donde Chela" fue la primer idea que cogió fuerza, pero necesitabamos un transporte extra, así que llamamos a Éder a ver si nos podía prestar la moto. Ya con la disposición de los vehículos, mi hermana dijo que no iba porque tenía otros planes, así que para aprovechar el puesto faltante llamamos a mi tío Carlos para que nos acompañara; mi tío considera muy buenas las recochas con Éder, así que lo llamó para convidarlo a ir y de paso ver si encontrabamos algún billar abierto para ir a jugar (difícil un viernes santo).
Así que de tanto cuadrar una cosa y otra, salimos Otilio, Matilde, Eder, Lorena, Carlos y yo a las 11:00 hacia Bocas. Al llegar allá nos encontramos con mi tía Chela y gran parte de la familia de ella: Sonia, Lázaro, Marta, y las familias de cada uno de ellos.
Después del almuerzo, fuimos a ver la represa, sobre el naciente río Lebrija (es la unión del río de Oro y el río Negro que sucede ahí en Bocas, antigua estación del ferrocarril). Luego de encontrarnos nuevamente todos en la casa, mi tía dirigió y predico en una corta reunión con todos allí presentes.
Tal y como fue pronosticado, la lluvia llegó y nos acompañó desde Bocas hasta llegando al sector de colorados en el norte de Bucaramanga; luego pasamos a la cumbre (Floridablanca), y dimos por terminado esta salida en la cual se disfrutó el encuentro en familia.
Gracias Dios por permitirnos compartir en familia momentos agradables.
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