Últimamente, mis salidas han sido al mismo lugar, claro que con distinta compañía.
La primera de ellas fue con mi tía Belem, a quien llevé de "carreras" hasta el mirador del Chicamocha, para que viera por donde había pasado la madrugada de ese domingo mientras regresaba de Bogotá a Tibú (Norte de Santander).
La siguiente fue con mi hermana, a quien llevé porque supuestamente casi no sale y no conoce los alrededores de la ciudad; cuando llegamos me llevé la sorpresa al saber que Yeimy ya había paseado por todos esos sitios antes que yo, solo que no recordaba los nombres.
Y ahora último a falta de oficio, o más bien, falta de ganas de hacer todo el oficio que tengo, salí con Paola, quien me invitó a dar una vuelta para ir a conocer algunos bellos sitios de las afueras de Bucaramanga.
Gracias a que mi primo Eder me comentó que pesaba irse de viaje para el cambio de año, aproveché para planear una salida en familia con la moto de él xD.
Así que cuadramos todo para salir el día 31 hacia las 3 de la tarde, después de la pedir la bendición para esta salida hicimos el recorrido desde Floridablanca hasta Sabana de Torres en total tranquilidad y con la alegría de que esta era nuestra primer salida de toda la familia Páez Roa en motocicleta.
En estos días en que está prohibido el tráfico de vehículos pesados si se siente la diferencia en el transitar de la vía, no hay congestiones, pocos adelantamientos y una gran continuidad en el ritmo de viaje.
Esa noche fuimos a la iglesia de los pastores Enoc y Arleth, y después en la casa le cantamos el cumpleaños a mi mamá y comimos torta, y como era de esperarse de nosotros, poca seriedad y mucha recocha para esta actividad.
Luego del cambio de año, del cual nos dimos cuenta como a los 10 o 15 minutos, y después de muchas charlas y de no salir afuera por mi miedo a que me cayera un volador encima, salí en la moto, con todas las precauciones del caso (andar despacio y cuidarme de tanto borracho que está conduciendo moto y carro) fui a visitar a dos queridas amigas: Yerly y Sandra; la ronda de visitas la terminé en la iglesia central (Cuadrangular) donde algunos hermanos departian tratando de reventar alguna mecha con el tejito (mientras estuve allí no escuche reventar alguna, se les nota la falta de práctica).
Con las pocas horas de sueño que tuve, en la mañana salimos temprano hacia Provincia, un cacerío que queda junto al río Lebrija (el cual lo inunda a veces) sobre la "carretera" que comunica a Sabana de Torres con La Esperanza (Norte de Santander); allí visitamos al pastor Guillermo, quien está al frente de una obra del Movimiento Misionero allá en esa vereda; luego pasamos hasta el río Lebrija y vimos desde fuera el que fue mi lugar de trabajo por casi 10 meses.
Despúes, a lo que vinimos, a nadar un rato en la represa después de soportar tanto calor en las horas que llevavamos en el pueblo.
El viaje de regreso fue sin contratiempo aunque con mucho cuidado porque nos alcanzó la noche antes de llegar a Lebrija.
Gracias a Dios porque el nos permitió disfrutar de esta salida en familia.
