Friday, March 16, 2012

Colegios Cristianos: negocios particulares o nuestra gran comisión

Desde la edad media, cuando la iglesia católica empezó a crear los centros de educación que hoy en día son las grandes y prestigiosas universidades de Europa, vemos que la predicación desde el punto de vista educativo ha estado de la mano con el pueblo cristiano, así este se haya desviado exageradamente del camino indicado desde la primera iglesia.

Ese dominio se sigue manteniendo, a pesar de que el estado ha asumido gran parte de la educación de nuestros jóvenes, esta educación está sesgada hacia el catolicismo, y cuando vemos la acción de un estado laico, se pasa al extremo del libertinaje enseñándole a los niños que ser marica es absolutamente normal y una buena alternativa de identidad sexual. A pesar de que sabemos que nuestros niños están expuestos a estos “cultos extraños” dentro de los colegios, no buscamos solución a esto, seguimos pensando que con una hora de escuela dominical empatamos lo de 30 horas a la semana de un ambiente lleno de corrupción en las instituciones educativas.

No soy un enamorado de “hacer” música, y tal vez eso ha motivado mis opiniones de rechazo hacia eso que parece ser el objetivo número uno de las iglesias cristianas: tener una orquesta o una banda “con todos los juguetes”, o ser los herederos de la iglesia católica del Medioevo o la colonia: gestores del legado arquitectónico de nuestras ciudades. Escudamos todos esos propósitos en la frase “lo mejor para Dios”. ¿Qué es lo mejor para Dios?, ¿qué es lo que agrada a Dios?, un alma que se ha educado, creído, y que ahora participa en la obra de expandir el mensaje de Cristo, o una gran banda que atrae jóvenes gracias a un espectacular sonido y juego de luces, dentro de una construcción que pueda ser considerada ícono de la ciudad o maravilla arquitectónica. Cuando se hace esto, ¿realmente se piensa en Dios, o lo hacemos para los humanos?

Luego de los anteriores comentarios, ya deben tener una idea de a dónde voy con mi escrito. La iglesia de Cristo debe tomar las riendas de la educación, empezando desde los mismos cristianitos, hasta los hijos de nuestros vecinos. No puede ser posible que se vea a los colegios cristianos como un negocio de particulares, cuando al analizarlo bien, está misma educación es parte fundamental de la gran comisión que se nos ha encargado. La iglesia no puede seguir siendo tan materialista, dando vueltas dentro del círculo del consumismo haciendo grandes inversiones en objetos y no en personas.

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