Tuesday, March 27, 2012

Políticos desenfocados

He visto como ahora hay muchos líderes cristianos que han decidido incursionar en un nuevo campo para llevar la predicación del envangelio a otro nivel, o simplemente para ser partícipes de las soluciones para el pueblo desde los órganos de poder.
Han sido más los tropiezos y caídas, que las victorias en este campo; quizás sucede algo que hace tiempo comenté respecto al tema: "el cristiano no vota por cristiano".

Por qué sucede esto?, tal vez es más importante para una persona la ayuda al barrio, o el trabajo que le pueda conseguir, los compromisos con el jefe para lograr contratos, etc, y no la moral y las buenas costumbres que un crisitiano puede defender desde la administración pública.

Creo que los cristianos si podemos llegar al poder público y a ocupar importantes cargos en las empresas, pero el trabajo no se puede empezar desde arriba, esto no se hace con proyectos políticos de 2 o 4 años, sino que requiere un trabajo conjunto y con sacrificio para que más adelante nuestros hijos puedan recoger los frutos de nuestro esfuerzo.

La pregunta es entonces, por dónde empezar? Ante esto opino que se debe empezar desde lo más básico: la educación de los niños. Esto implica que nuestro esfuerzo será una inversión a largo plazo, y pasarán algunas generaciones antes de ver los resultados; pero no hay más opciones, debemos dejar el afán y el egoísmo por conseguir gloria y reconocimiento para nosotros, y mas bien dar los primeros pasos para una renovación social basada en principios cristianos.

"Instruye al niño en su camino, y ni aún de viejo se apartará de él." Pr 22:6

Friday, March 16, 2012

Colegios Cristianos: negocios particulares o nuestra gran comisión

Desde la edad media, cuando la iglesia católica empezó a crear los centros de educación que hoy en día son las grandes y prestigiosas universidades de Europa, vemos que la predicación desde el punto de vista educativo ha estado de la mano con el pueblo cristiano, así este se haya desviado exageradamente del camino indicado desde la primera iglesia.

Ese dominio se sigue manteniendo, a pesar de que el estado ha asumido gran parte de la educación de nuestros jóvenes, esta educación está sesgada hacia el catolicismo, y cuando vemos la acción de un estado laico, se pasa al extremo del libertinaje enseñándole a los niños que ser marica es absolutamente normal y una buena alternativa de identidad sexual. A pesar de que sabemos que nuestros niños están expuestos a estos “cultos extraños” dentro de los colegios, no buscamos solución a esto, seguimos pensando que con una hora de escuela dominical empatamos lo de 30 horas a la semana de un ambiente lleno de corrupción en las instituciones educativas.

No soy un enamorado de “hacer” música, y tal vez eso ha motivado mis opiniones de rechazo hacia eso que parece ser el objetivo número uno de las iglesias cristianas: tener una orquesta o una banda “con todos los juguetes”, o ser los herederos de la iglesia católica del Medioevo o la colonia: gestores del legado arquitectónico de nuestras ciudades. Escudamos todos esos propósitos en la frase “lo mejor para Dios”. ¿Qué es lo mejor para Dios?, ¿qué es lo que agrada a Dios?, un alma que se ha educado, creído, y que ahora participa en la obra de expandir el mensaje de Cristo, o una gran banda que atrae jóvenes gracias a un espectacular sonido y juego de luces, dentro de una construcción que pueda ser considerada ícono de la ciudad o maravilla arquitectónica. Cuando se hace esto, ¿realmente se piensa en Dios, o lo hacemos para los humanos?

Luego de los anteriores comentarios, ya deben tener una idea de a dónde voy con mi escrito. La iglesia de Cristo debe tomar las riendas de la educación, empezando desde los mismos cristianitos, hasta los hijos de nuestros vecinos. No puede ser posible que se vea a los colegios cristianos como un negocio de particulares, cuando al analizarlo bien, está misma educación es parte fundamental de la gran comisión que se nos ha encargado. La iglesia no puede seguir siendo tan materialista, dando vueltas dentro del círculo del consumismo haciendo grandes inversiones en objetos y no en personas.